miércoles, 19 de noviembre de 2014

Por qué tengo 35 años y sigo leyendo cómics


Por qué tengo 35 años y sigo leyendo cómics
Por: Battástico


Cuando le hablo a la gente de que me gustan los cómics, las caras que ponen son, con suerte, de perplejidad, si no de asombro, incredulidad o directamente incompresión. Enseguida aparece la palabra "friki", a la cual no le tengo especial simpatía, no porque no me guste, sino porque no me dice nada.
Pero la verdad es que si algún chaval de entre 12 - 17 años me dijera que lee cómics, lo primero que le preguntaría es: 
-Y qué, ¿te enteras de algo?

Por qué tengo 35 años y sigo leyendo cómics



El género superheroico nació allá por junio 1938 con la publicación del primer número de Action Cómics, en cuya portada ya aparecía el protagonista, Supermán. Así apareció el primer superhéroe (anteriormente hubo otros héroes, como Tarzán o Flash Gordon, pero carecían de poderes). Antes del concepto superheroico los cómics más comunes tenían temáticas del oeste, la guerra, monstruos radioactivos, y por supuesto de romance para chicas.


Supermán, el extraterrestre venido del planeta Kriptón creado por Jerry Siegel y Joe Shuster para DC Cómics, era un ser casi amoral al que no le importaba castigar a los malvados de las maneras más crueles posibles e imaginables (como por ejemplo dejándolos caer de azoteas... y ya os digo que no les salvaba en el último momento).

Tras el enorme éxito de ventas, tanto en DC (por cierto el nombre viene de las siglas Detective Cómics, título estrella de la compañía y en el que un año después del debut de Supermán, concretamente en el nº 27, aparecería cierto detective con aversión a los murciélagos), otras compañías rivales como Timely Publications (la primigenia Marvel Comics) y otras más modestas comenzaron a crear seres de la más diversa disparidad con orígenes, nombres y uniformes bizarros. En esos primeros años nacieron personajes tan importantes para la industria como el Capitán América, La Antorcha Humana (el primer superhéroe de Timely, que por cierto no tiene ninguna relación con Johnny Storm, de los 4 Fantásticos, aparte del nombre y los poderes), Flash, Shazam, Wonder Woman, Namor, Green Lantern ...

De hecho se habla de una Edad Dorada (del 38 al 55) y de una Edad de Plata (hasta el 65)... y lo cierto es que la mayoría de los personajes que aparecen hoy en día en los cómics fueron creados en esos primeros años, y siguen siendo los personajes más populares actualmente (con raras excepciones, como por ejemplo Lobezno).

Los primeros cómics, pensados para niños, tenían una temática infantil con historias muy simplonas y finales en suspense que te hacían querer ir a comprar el número siguiente. Coincidiendo con la Segunda Guerra Mundial, la mayoría tenían temática bélica, y la muchos de estos supertipos no se libraban de visitar la Alemania nazi o más tarde la China comunista.

Famosa portada del Capi dándole un buen mamporro a Hitler

Pero sin lugar a dudas, la gran revolución, y que los deceeros me perdonen, llegó con la pareja perfecta formada por Stan "The Man" Lee y Jack "The King" Kirby, y sus innumerables creaciones: desde Los Cuatro Fantásticos, cómic creado para competir con la JLA de DC, que apareció en noviembre del 61, Los Vengadores, Hulk, X-Men, Silver Surfer... y otros muchos héroes creados por otros autores como Spiderman del mencionado Lee y Steve Ditko que apareció por primera vez en el nº 15 de Amazing Fantasy en agosto del 62.


Estos superhéroes de Marvel tenían algo en común, y era su "humanidad". Si en DC se apostaba por historias de seres casi mitológicos o humanos prácticamente perfectos que vivían en ciudades inventadas (Metrópolis, Ghotam City, Star City, etc), los superhéroes de Marvel tenían una profundidad llena de sentimientos comunes como la inseguridad, la tristeza, desidia o miedo, y además compartían su casa o sus centros de operaciones con los habitantes de América (la mayor parte de los cómics estaban situados en Nueva York). Si querías convertirte en el ser más poderoso del mundo no elegías a Hulk (un ser inspirado en Fankenstein, casi sin inteligencia pero con una fuerza descomunal en cuyo interior se escondía el débil doctor Bruce Banner), sino que elegías a Supermán, el chico bueno que representaba como nadie el ideal de vida americano (aunque era extraterrestre, cosas de la vida).

Pero si eras un bicho raro, con pocos amigos, debilucho y con gafas... entonces... entonces tu superhéroe favorito era sin lugar a dudas Spiderman (o Spider-man, con guión, como se ha llamado la mayor parte de su vida en USA). ¿Quién no siente empatía por un chico que ha perdido a sus padres, que adquiere superpoderes arácnidos tras ser mordido por una araña radiactiva y que tras un mal comienzo que le hace perder a su tío Ben (autor de la célebre frase "un gran poder conlleva una gran responsabilidad"), se encarrila y decide pasar el resto de su vida ayudando desinteresadamente a todo el que lo necesite?

Los superhéroes de Marvel, a diferencia de los del resto de compañías, sufren, mueren, se casan, tienen hijos... en definitiva evolucionan, a pesar del  paso de los años y de innumerables autores y varios intentos de volver a los orígenes, y de la incongruencia de que siguen siendo los mismos personajes y muchos de ellos mantienen la edad con la que fueron creados.



Imagen de The X-men 1 (1963), y All New X-Men 1 (2013). A pesar de los 50 años de diferencia, los personajes siguen siendo prácticamente los mismos.




Pero permitidme hacer un salto gigantesco y aterricemos en 1985, época en la que éste que escribe empieza a leer sus primeros tebeos, entre los que destacan Los Nuevos Titanes de DC o  La Patrulla-X (así se llamó en España a los X-Men) de Marvel. Estos supertipos con sus trajes coloridos y sus historias de acción y aventura me enganchan y se convierten en una forma de vida para mí. No, no voy por ahí con los gallumbos por fuera salvando gatitos de los árboles ni ayudando a ancianas a cruzar la calle, pero sí que me marcaron de una manera que a día de hoy me define en parte como persona. Estos cómics, publicados en España por Vértice, Surco, y más tarde por Fórum y Zinco, me ayudaron a pasar de la niñez a la adolescencia, y de ahí a la edad adulta. 


Durante los años 80 aparecen historias de indudable calidad como Watchmen de Alan Moore y Dave Gibbons (considerado el mejor cómic de la historia), el Daredevil de Frank Miller, El Retorno del Caballero Oscuro (con un Batman abuelete, también de Miller), Crisis en Tierras Infinitas de Marv Wolfman y George Pérez, la larga etapa de Chris Claremont y John Byrne el X-Men, etc.




Esta etapa ochentera está soberbiamente relatada en el libro "Los Chicos que Coleccionaban Tebeos", de Julián M. Clemente y Helio Mira, una magistral obra que relata la evolución de un grupo de amigos amantes de cómics hasta su edad adulta. Si en algún momento de tu vida amaste los cómics, si pasaste años leyendo tebeos de Fórum, Zinco, Vértice y Surco, no pierdas la oportunidad de adquirir esta magnífica obra.







Pero llegan los noventa, y todo cambia. La calidad de los cómics baja considerablemente, tanto en guión como en dibujo. Los grandes autores de toda la vida son sustituidos poco a poco por jóvenes autores casi desconocidos  que pretenden introducir sangre fresca en la nueva generación de cómics que está por venir. Tanto en DC como en Marvel apuestan por publicar cómics con infinidad de portadas alternativas, macrosagas larguísimas que obligan a los fans a lleva a cabo un desembolso que difícilmente se pueden permitir ya que conectan infinidad de colecciones entre sí (la gran mayoría historias de relleno) y que en realidad no aportan nada al estatus de los personajes. Los tebeos se convierten en historias mediocres llenas de supertipos violentos hipermusculados con armas acordes a sus personalidades, y mujeres de piernas de escándalo y curvas imposibles de trajes ceñidos, cuando no aparecen directamente semidesnudas.


Para echar más leña al fuego, aparece una compañía que cambia la forma de ver la industria: Image. Fundada por los autores "punteros" que huyen de las dos grandes, apuestan por personajes de autor, otorgando los derechos a los autores que los crean (es decir,a sí mismos). Los dibujantes se transforman en guionistas de sus propias creaciones, con consecuencias desastrosas: Todd McFarlane, Jim Lee, Rob  Liefeld,  Erik Larsen o Marc Silvestri se convierten en muchimillonarios de la noche a la mañana prostituyendo una industria ya de por sí tocada por la falta de ideas y que sobrevive gracias a fans incondicionales capaces de tragarse cualquier historia de su personaje favorito, y de adolescentes salidos que buscan el erotismo y la violencia como forma de entretenimiento. Un dato: Marvel, la compañía que creó a Spiderman, Los 4 Fantásticos, Hulk, X-men, Los Vengadores, etc, estuvo a punto de desaparecer por quiebra en aquella época. La "Casa de las Ideas", como se conoce a Marvel, se queda sin ideas. 


Esta crisis tiene una explicación muy sencilla: los fans de toda la vida dejan de comprar cómics, huyendo de la mediocridad, y la industria no puede sostenerse con la venta de un producto cada vez más caro a un público adolescente que no tiene la economía suficiente para soportar los precios.

Para mí llega un periodo forzoso de desconexión: decido dejar de coleccionar cómics, en parte porque las historias son horrendas, y en parte porque mis padres me obligan a vender mi colección de más de 200 cómics, (la mayoría de los Vengadores y la Patrulla-X), alegando que ya no tenía edad para estas cosas. Guionistas como Fabián Nicieza o Scott Lobdell, y dibujantes como Jim Lee, Rob Liefeld o Whilce Portacio no están a la altura de mis añorados Claremont, Byrne, Buscema, Romita o Gaiman y Moore entre muchos otros, y decido desprenderme de mi bien más preciado por aquel entonces. El mundo de los cómics se acaba para siempre... o eso creía.

Junio de 1998. En plena época de preparación de los exámenes de julio del primer año de carrera, muere mi abuelo. Mi novia (ahora mi mujer) me aconseja que me compre algo que me ayude a entretenerme en el viaje al pueblo. En una papelería que hay cerca de casa, escojo un tomo casi al azar: X-Men: El Retorno del Nido (o algo así), un cómic que de por sí no tiene nada de especial (salvo quizá por ser uno de los primeros trabajos de Bryan Hitch, el que luego se convertiría en la superestrella del cómic gracias a sus trabajos en The Authority, o The Ultimates). Pues bien, el caso es que de golpe y porrazo, y a pesar de que mantiene la reminiscencia noventera de cómics vacíos con guión pésimo y dibujos coloridos y poco más, vuelve a mí ese amor incondicional a este mundo de la viñeta.


A partir de ahí, viajes ocasionales a las tiendas de cómics en busca de tomos o sagas completas, entre las que destacan "Siempre Vengadores", de Kurt Busiek y Carlos Pacheco (una oda a la historia de los Vengadores con un guión soberbio y un dibujo realmente espectacular), Héroes de Alquiler de Ostrander y Ferry, o Alpha Flight de Steven T. Seagle (el guionista, no el actor) y Duncan Rouleau entre otros.


Y sí, sin lugar a dudas, lo que me hace engancharme de nuevo es la saga "Siempre Vengadores". Esta trepidante historia me toca la patata al rememorar mi etapa anterior con los "Héroes más Poderosos de la Tierra", e intento saber más de estos autores. Cuál es mi sorpresa cuando me entero que la serie regular de los Vengadores está guionizada por el mismo autor (Kurt Busiek) y además está dibujada por el gran George Pérez, uno de mis dibujantes favoritos desde su etapa en los Nuevos Titanes. La decisión está tomada: decido conseguir los números atrasados y continuar coleccionándola a partir de ese mismo mes. 

Después descubro que en Marvel tomaron a prácticamente todos sus superhéroes, exceptuando a Spiderman y los mutantes, y los "mataron" en una saga horrorosa (Onslaugth) para luego reintroducirlos un año después (en ese año vuelven a contratar a las estrellas que prácticamente hicieron desaparecer la industria, gente como Jim Lee o Rob Liefeld) en la saga conocida como "Heroes Reborn". 


El concepto de por sí es malo: el año de Heroes Reborn, hasta la reintroducción de los héroes en el Universo Marvel tradicional en la saga Heroes Return, posiblemente sea el peor de la historia de personajes tan importantes como los Cuatro Fantásticos, Vengadores, el Capitán América, Iron Man o Hulk. 

Pero por fin se le ocurre una idea buena a la compañía: tras la reintroducción y la renumeración de estas colecciones, deciden contratar a autores de una calidad incuestionable para llevar a cabo la reinvención de los personajes: Kurt Busiek, George Pérez, Dan "yo maté a Supermán (y lo reviví)" Jurgens, Sean Chen, Kevin Smith, Alan Davis, Straczynski, Romita Jr. y muchos otros, apuestan por historias con más o menos sabor clásico, pero todas guardan un punto en común: la historia relatada y dibujada es de calidad, los personajes vuelven a ser interesantes tanto para los nuevos lectores como para los que vamos poco a poco volviendo al redil. La idea es dejar que estos grandes autores campen a sus anchas con total libertad creativa para crear historias que sean recordadas, amén de dejarles participar en otros proyectos más personales como Márvels de Busiek y Alex Ross (una auténtica obra maestra) o Kingdon Come de Mark Waid (viejo conocido de Marvel por su etapa en el Capitán América) y de nuevo repitiendo en el dibujo un soberbio Alex Ross.







A la par, aparecen nuevos autores (la mayoría ingleses o escoceses), algunos de ellos conocidos en etapas anteriores como Warren Ellis, y otros nuevos para el cómic americano como Grant Morrison, Mark Millar, Frank Quitely, Bryan Hitch, Geoff Jhons, Garth Ennis, Ed Brubaker, Jonathan Hickman o Brian Michael Bendis, a la vez que autores como Steve Epting, Mike Deodato, Joe Quesada, Greg Capullo, Mark Waid o Bruce Jones se reinventan a sí mismos para estar a la altura. 


Estos autores, la mayoría provenientes del cómic underground, aterrizan en las grandes compañías para crear historias frescas, con toques clásicos pero a la vez de pura actualidad que rápidamente aúnan a crítica y fans con sus historias complejas desarrolladas para lectores experimentados. Sus personajes tienen un aire fresco y limpio, desarrollando tramas complejas en la que los héroes caen en lo más bajo para renacer de sus propias cenizas. 

The Authority, los antihéroes creados por Warren Ellis y Bryan Hitch



Aprendiendo de errores anteriores, a dichos autores se les permite realizar sus propias historias (en las grandes compañías o en otras más modestas) con personajes creados por ellos mismos, lo que les garantiza esa independencia creativa que tanto ansían y que en ocasiones no pueden disfrutar en títulos genéricos. Estas historias en la mayoría de las ocasiones son mucho más violentas y adultas en general que en títulos más comerciales, y van dirigidas a un público más adulto.


La nueva hornada de autores se atreve con todo, desde resucitar a muertos como Bucky Barnes en una de las mejores etapas del Capitán América jamás escritas, llevar a los héroes a Guerras Civiles, Invasiones Secretas o Crisis aún más Infinitas, o matar a personajes iconos de las compañías como Batman o el Capitán América, creando titulares recogidos en la propia prensa mundial. 

La muerte del Capitán América fue comentada en periódicos de todo el mundo, incluido el New York Times



Aparecen nuevos universos en Marvel (Universo Ultimate) que reinventan a personajes clásicos como Spiderman o los Vengadores (y más tarde los X-Men o los 4 Fantásticos y muchos otros) con una visión original y nueva pero con un respeto máximo a los personajes que inventaron Lee, Kirby, Ditko y compañía. 

El éxito es rotundo, en parte por la elección de autores de categoría (Bendis, Bagley, Millar, Hitch, Kubert, Ellis, y otros más), y en parte porque las historias permiten a muchos fans acercarse a los orígenes de personajes que, si bien no son los mismos que en el universo tradicional, conservan el espíritu original, amén de que las historias mantienen una calidad general por encima de la media.

Los Ultimates de Millar y Hitch, probablemente el mejor cómic de la primera década del siglo XXI

Se apuesta ahora por autores que desarrollen etapas más o menos largas, en ocasiones de más de 50 números (Bendis y Bagley destronaron a los 4 Fantásticos de Lee y Kirby como los autores que más permanecieron en un cómic con su Ultimate Spiderman, con un total de 110 entregas consecutivas). Nuevos autores (como Scott Snyder, junto a Geoff Jhons y otros) se atreven a acabar con la continuidad de toda una vida para empezar de nuevo en DC... todo está permitido, siempre y cuando se mantenga la calidad.


El Green Lantern de Geoff Jhons se desarrolló a lo largo de más de 70 números
En la saga Flashpoint Geoff Jhons desmantela de nuevo el universo DC, preparándolos para el futuro en New 52


Jonathan Hickman asegura que su etapa en los Vengadores (actualmente publicándose) abarcará unos 60 números

Todo esto se ve mezclado con la interrupción del mundo del cómic en el cine, gracias en gran parte gracias al éxito de la película X-Men, (año 2000, dirigida por Bryan Singer, a la cual le siguen varias secuelas), Spiderman (2002, de Sam Raimi), y otras con mejor o menor fortuna como Hulk, Superman Returns (de nuevo de Singer, fracaso absoluto de taquilla y crítica), o en DC la genial trilogía de Batman de Chirsopher Nolan, Superman Man of Steel, o Green Lantern, otro fracaso a la altura de Superman Returns. Todas ellas tienen algo en común: en ella se implican y aparecen actores de talento como Kevin Spacey, Nicolas Cage, Hugh Jackman, Ian Mckellen, Halle Berry, Tobey Maguire, Edward Norton, Christian Bale, Michael Caine, Russell Crowe, Tim Robbins y muchos más.


 Algunas películas, como Green Lantern, Superman Returns, o Ghost Ryder, fueron un fracaso absoluto, independientemente del mayor o menor ingreso en taquilla









Otras, como las sagas de Spider-man o X-men fueron éxitos rotundos, al menos en sus primeras entregas.






El punto culminante del mundo del cómic en la industria del celuloide llega con Los Vengadores de Joss Whedon, el maravilloso autor de Buffy, Firefly o el cómic Astonishing X-Men. Esta divertida película, pensada para todo tipo de público, abre las puertas al desarrollo de nuevos films, como Los Guardianes de la Galaxia, nuevas sagas de X-Men o del Capitán América e Iron Man, todas ellas interconectadas al igual que los cómics, o de nuevos remakes descafeinados y faltos de talento como las sagas de The Amazing Spiderman.



Esta mezcla del mundo del cómic con el cine hace que se  escriban, en definitiva, historias interesantes pensadas para  un público más adulto (salvo excepciones) y preferiblemente experimentado, con guiños constantes a épocas anteriores que sólo pueden ser entendidos por fans con años de lectura a sus espaldas.  

También se evoluciona en el mundo del papel, creando cómics pensados para las nuevas generaciones; por ejemplo Marvel incluye en sus cómics una aplicación gratuita para móviles (Marvel AR) que amplía o comenta las historias.


En definitiva, podría decirse que el mundo del cómic goza de buena salud. Algunas voces incluso proclaman que está en su mejor momento. Yo no comparto esta idea: cuando se publican cómics con historias que datan de hace más de 50 años que para ser comprendidas en su totalidad han de ser leídas por aquellos que las leíamos cuando éramos pequeños, se están cerrando puertas a nuevas generaciones de lectores que aparecen, mayoritariamente gracias a las películas, pero que quizá se vean incapaces de comprender el mundo complejo del cómic en papel y acaben abandonando la industria.

Sí, tenemos cómics en tablets, portátiles, en el cine... pero yo me sigo quedando con las impresiones en papel y con la alegría de ir a una tienda especializada a por la remesa del mes.

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 ------------------------------------------- FIN -------------------------------------------
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3 comentarios:

  1. Buen post!! Espero ver muchos mas de la tematica (y asi de largos!) Yo aun leo un 50-50 de comic y manga. Veo historias interesantes en ambos medios. Un tema en el que no te metes y me parece de lo mas frustrante del comic (americano y de superheroes sobretodo) es lo atados q estan los guionistas en las series principales. Uno de los ultimos ejemplos que he visto fue Batwoman en el que querian que Kate se casase y desde la DC les dijeron que no iban a permitir ningun cambio en el status quo de los personajes principales. Al final se saldo con el equipo creativo dejando DC... Es per eso que desde hace un tiempo suelo leer series donde el guionista es tambien el creador, con lo que tiene libertad absoluta. Esto tambien afecta a las grandes sagas, donde se meten en un dramon que afecta a 20 series para que al final no pase nada o casi nada de relevancia... Bueno si, decepcion de los lectores e ira en los foros jajaja
    PD: a mi tambien me gustan impresos, se nota que crecimos en la epoca del papel

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    1. ¡Vaya, y yo que creía que me había salido el artículo demasiado largo, y ahora resulta que me faltaron cosas por escribir!
      Sí que hablo de la creación de personajes propios por parte de la mayoría de autores en busca de un control que en las editoriales grandes no pueden disfrutar. Pero lo cierto es que hay infinidad de ejemplos de autores que incluso abandonan a las grandes en busca de nuevos retos o simplemente desavenencias con las editoriales. Y eso no es nuevo: el propio Jack Kirby ya abandonó Marvel para marcharse a la Distinguida Competencia en busca de mayor capacidad de decisión. También lo hicieron otros como Byrne, Engleheart, Gerber, y después otros como Morrison, Millar, o Ellis.
      Mi opinión es que hoy por hoy los mejores cómics que se publican en editoriales más modestas: Rachel Rising, SAGA, The Unwritten, Los Proyectos Manhattan... precisamente la mayoría escritos por autores que siguen colaborando con las dos grandes.
      Y sí, me parece que a nuestra generación (y a las anteriores) nos será difícil cambiar el papel por el formato digital... aunque poco a poco nos estemos adaptando a los nuevos tiempos.

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  2. Con las series regulares en los comics de superheroes hay un problema muy importante y con muy difícil solución. Pensemos que hay personajes que llevan 40 o 50 años pululando por las páginas impresas. Las editoriales tratan de mantener el interés de los que llevan coleccionando mucho tiempo y, al mismo tiempo, captar año tras año el interés de nuevas generaciones. Al mismo tiempo los personajes principales han de permanecer prácticamente inamovibles, manteniendo su esencia. En su mayoría, no van a morir, no van a envejecer, no van a cambiar sustancialmente. Era divertidísimo seguir las peripecias de tus personajes favoritos pero, después de unos cuantos años (¿15, 20?) creo que casi todo el mundo se cansa de que todo termine igual al final del episodio, saga, macrosaga, etc. No me extraña que tengan que empezar de cero todas las series principales (de hecho, tendrán que hacerlo periódicamente cada ¿30-40 años?).
    Personalmente, tras un tiempo desconectado de las series regulares, no me apetece volver (tardaría muchísimo en ponerme al día). Empezar de cero con las versiones nuevas tampoco que llama mucho (porque terminaremos llegando a lo mismo). Al final, creo que lo más interesante son las series limitadas, ya sea con personajes clásicos expuestos a "mundos alternativos" (futuros, realidades paralelas, ...) o con personajes completamente nuevos. En esos casos es donde creo que pueden crearse las joyas en el género del comic, con libertad absoluta para los guionistas.

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